miércoles, 20 de noviembre de 2019

DÍA INTERNACIONAL DE LA INFANCIA

Por Antonio Garrido Porras y Eva Páez Muñoz*

El 20 de noviembre es el día en que se recuerdan los derechos de la infancia y el valor de su aporte a la vida colectiva. La Red Sabia es un espacio en permanente construcción de profesionales, fundamentalmente sanitarios, interesados en mejorar el compromiso y el conocimiento de los servicios de salud sobre las formas y las circunstancias en que se les da mala atención o se maltrata a los niños. Esperamos seguir alimentando colectivamente este esfuerzo. También es una red profesional orientada a la promoción del buen trato a la niñez. Es por ello que queremos recordar, para "celebrar" este día, una experiencia en este sentido del buen trato, del respeto, el cariño y la poesía que es innata en la experiencia infantil


Me gustan los poemas y me gusta la vida


 



En el Hospital Infantil Manuel de Jesús Rivera ‘La Mascota’, en Managua, los niños con cáncer aprenden a escribir poesía. Lo hacen de la mano del poeta Ernesto Cardenal y de otros como Claribel Alegría, quienes imparten un taller de poesía que ha dado excelentes resultados. Esa peculiar terapia la ha recogido el poeta y periodista granadino Daniel Rodríguez Moya en su primera película documental, dirigida junto al escritor nicaragüense Ulises Juárez Polanco.

El documental lleva por título ‘Me gustan los poemas y me gusta la vida’, un verso de Ibis Palacios, una niña nicaragüense de ocho años que aprendió a escribir poesía en ‘La Mascota’ y que falleció de leucemia en 2008. La película se adentra en ese hospital para niños con cáncer en el que todos los martes del año, desde hace más de una década, Cardenal y otros poetas imparten el taller de poesía.

En el Blog de la Red Dédalo tenéis toda la información sobre esta experiencia. 

*Antonio Garrido Porras es asesor técnico. Consejería de Salud. Eva Páez Muñoz es socióloga. Escuela Andaluza Salud Pública.  

martes, 12 de noviembre de 2019

LOS DERECHOS DE LA INFANCIA EN EL ÁMBITO DE LA ASISTENCIA SANITARIA. Unidades de cuidados intensivos pediátricos y neonatales abiertas 24 horas para madres y padres

Por Francisco José Pérez Ramos*


Los avances en relación con la “humanización” de la atención pediátrica en los servicios sanitarios han sido evidentes en las últimas décadas.

No obstante, algunos aspectos como la atención neonatal o los cuidados intensivos pediátricos no se desarrollaron con la misma dedicación e interés.

Es por ello que en Julio de 2013 el Consejo Interterritorial de Salud acordó establecer unos criterios de calidad aplicables a las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricas y Neonatales del Sistema Nacional de Salud, que permitan homogeneizar la atención, horarios de visitas y protocolos.
Entre otras importantes cuestiones se establece que las personas menores de edad ingresadas en estas unidades podrán estar acompañadas por sus padres las 24 horas del día durante el tiempo en que se encuentren ingresados en el centro sanitario.

Si bien esto era ya realidad en muchos hospitales, no era la norma ni estaba siendo seguida por la totalidad de los mismos.

Sociedades científicas y profesionales apoyaron esta medida que cuenta además con suficiente evidencia que la respalda. La realización del método madre canguro, la aplicación de la metodología de cuidados centrados en el desarrollo o el apoyo a la lactancia materna como mejor alternativa nutricional para los recién nacidos conllevan que el acceso de la madre y/o el padre a su bebé se haga de manera continuada y con una participación activa en los cuidados. Todo ello favorece el adecuado establecimiento del vínculo materno-paterno / filial, asegura un desarrollo adecuado del recién nacido y resulta en evidentes mejoras para la salud del mismo, protegiéndolo de enfermedades y acelerando el alta hospitalaria. Al mismo tiempo se garantiza una adecuada preparación de los progenitores para el cuidado posterior en domicilio.

Aun así, de forma individual, muchos padres/madres han continuado haciendo efectivas sus quejas ante el incumplimiento de tales recomendaciones.

Pero no sólo los neonatos se podrían beneficiar de esta medida. Las unidades de cuidados intensivos pediátricos tampoco garantizaban al 100% el acompañamiento de la persona menor de edad por su madre, padre u otra persona autorizada para ello. El impacto emocional que puede suponer la separación durante buena parte del día para un niño/a se ha descrito hace décadas sin que ello supusiera una garantía de evitar el mismo.

En Andalucía las últimas evaluaciones al respecto realizadas por el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal y por la Asociación “El parto es nuestro” con el informe. “Unidos en Neonatos. No nos separes, es una cuestión de salud” establecieron que el cumplimiento de esta medida se sitúa entre el 68 y el 73 % de los centros en el caso de las unidades neonatales. Cifra que en la actualidad podemos afirmar se acerca al 80%.

El decreto 246/2005 de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía por el que se regula el ejercicio del derecho de las personas menores de edad a recibir atención sanitaria en condiciones adaptadas a las necesidades propias de su edad y desarrollo establece en su Artículo 8 que las personas menores de edad tienen el derecho a estar acompañadas permanentemente por la madre y el padre, tutoras o tutores, o persona en quien éstos deleguen, en tanto se mantenga la necesidad de su atención sanitaria en un centro o espacio asistencial.

Los sucesivos “contratos programa” establecidos entre la Consejería de Salud y el Servicio Andaluz de Salud y de este, a su vez, con los centros hospitalarios sitúan el objetivo en el 100%. Resultado que esperamos en breve sea una realidad.

El citado acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud estableció lo siguiente:

Las Comunidades Autónomas, en el marco de sus competencias, acuerdan impulsar las siguientes medidas para mejorar la calidad y calidez de la atención a la población menor de 18 años hospitalizada en los centros del SNS, comprendidas en el siguiente decálogo:

1. Establecer una política institucional que garantice que los niños y niñas hospitalizados en las UCIs pediátricas y neonatales puedan estar acompañados por su madre, padre o familiar, reconociendo el papel esencial que tienen durante el ingreso del menor.
2. Promover que la madre/padre que lo desee pueda permanecer con su hijo/a las 24 horas del día, y acompañarle durante la realización de pruebas médicas dolorosas y estresantes con el fin de reducir su grado de ansiedad, sin interferir en el trabajo profesional.
3. En los recién nacidos/as se favorecerá el contacto piel con piel y la interacción con sus madres y padres el máximo tiempo posible, ya que se han mostrado beneficios para ambos.
4. Impulsar la creación de Bancos de leche materna en los servicios de neonatología de los principales centros hospitalarios.
5. Ayudar al aprendizaje y participación de la familia en los cuidados y la toma de decisiones e informarles de sus derechos y de sus hijos.
6. Promover la sensibilización, la formación y actualización de conocimientos en lactancia materna y la importancia del papel de la madre/padre en el equipo profesional asistencial.
7. Garantizar la continuidad asistencial durante el proceso de embarazo, parto y puerperio.
8. Ofrecer información y apoyo a las madres y padres que tengan ingresados a sus hijos/as.
9. Desarrollar políticas y prácticas hospitalarias que favorezcan la Iniciativa de hospitales y unidades neonatales amigas de la madre y niño/a de acuerdo con UNICEF y OMS, como la IHAN (Iniciativa para la Humanización de la asistencia al Nacimiento y la lactancia).
10. Incluir estas medias en los protocolos de atención de las citadas unidades pediátricas y neonatales del conjunto de hospitales del SNS, velando por su cumplimiento.
*Francisco José Pérez Ramos. Enfermero Especialista en Pediatría. Hospital de Motril (Granada). Coordinador Nacional de la Sección de Formación de IHAN-UNICEF (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia).

miércoles, 9 de octubre de 2019

Personas que cuidan de personas...EL CUIDADO DEL PROFESIONAL

Lucía Lazo Batanero*

Todos los que trabajamos en profesiones de ayuda, ya sea en el ámbito sanitario, social, educativo... somos personas que cuidamos de personas... Soñamos con curar enfermedades, aliviar el dolor físico o psíquico, mejorar la vida de otros, educar... Más allá de nuestros conocimientos, el factor humano y la relación que establecemos con el otro, son la esencia de nuestro trabajo y de nuestras posibilidades, como profesionales, de introducir algún cambio en el curso de los acontecimientos.

Muchas veces este trabajo lo desarrollamos en contextos de violencia familiar y desprotección infantil, y nos vemos inmersos en situaciones complejas que generan gran sufrimiento, no sólo en las personas a las que atendemos, sino también en nosotros mismos como profesionales. Al no conseguir nuestro objetivo (“curar”, en diferentes sentidos) comienzan a aparecer sentimientos de duda, ansiedad, vergüenza, miedo... los casos se nos “atascan”, nos cuesta reconocer nuestro desgaste (desgaste por empatía) y nuestro cansancio, nos sentimos quemados...

¿Reconocemos la necesidad y responsabilidad de pedir ayuda ante estas situaciones legítimas? ¿Nos ofrecemos para proporcionarla a otros compañeros? ¿Sentimos la necesidad de cuidarnos, y cuidar al resto del equipo? Ante una institución u organización centrada en lo cuantitativo y atrapada en la era de la inmediatez, ¿nos preocupamos por hacer visibles estas situaciones y pedir el tiempo y el espacio necesarios para afrontarlas?

Se trata de un tema que resuena a muchos profesionales que, en el ejercicio responsable de su rol, luchan contra el aislamiento del profesional y por lograr equipos más humanos, a través de experiencias ya conocidas como los grupos Balint, mentoría de equipos, supervisión externa, comunidades de práctica, grupos de mejora...

Para ello es imprescindible que los responsables de las instituciones y organizaciones, se impliquen en el cuidado y la atención del profesional, acompañando en el desarrollo de toda la potencialidad del capital humano con el que cuentan, entendiendo que ello redundará en beneficio de la ciudadanía.

Considero fundamental poder pararnos a “afinar” este instrumento de trabajo que somos nosotros mismos, como profesionales que cuidamos de otras personas, y mejorar todas aquellas condiciones que nos permitan continuar trabajando en la atención y buen trato a la infancia y adolescencia en Andalucía.

*Lucía Lazo Batanero es psicóloga del Servicio de Protección de Menores de Huelva.





lunes, 17 de junio de 2019

VALÓRAME, UN INSTRUMENTO PARA NO PERDERSE


Antonio Molina Facio*
 
Durante muchos años he vivido junto al Real Observatorio Astronómico de la Armada, en San Fernando. Actualmente desde ahí se marca la hora de toda España y durante más de un siglo (1753-1884) sirvió como  meridiano cero.  El meridiano cero, es la primera de las líneas imaginarias de norte a sur en   que se divide nuestro planeta y que sirve junto a los paralelos para poder orientarnos. Mientras la línea del ecuador al ser la de mayor longitud es siempre el paralelo cero, en el caso de los meridianos debemos elegir aleatoriamente una de ellas. No es casual que el Observatorio de San Fernando perteneciente a la Armada Española, sirviera de punto de referencia en España para que la flota de buques de su marina   se pudiera ubicar en el mar.

A los que les guste las aventuras de Tintín recordaran porque Tintín y el Capitán Haddock no consiguen encontrar el tesoro de Rackman el rojo  si  desde el principio cuenta con un mapa que lo ubica exactamente en  las coordenadas de latitud y longitud. Ahora viene el spoiler. Tintín usaba un mapa justo de la época de la que hablamos más arriba, pero realizado en Paris.

Efectivamente en esos años además de mapas que ubicaban el meridiano cero en San Fernando, teníamos mapas que ubicaban el meridano cero en Paris, otros que lo ubicaban en Londres y probablemente alguno más.  Esta proliferación de mapas provoca que entre unos y otros no podamos comunicarnos ni compartir nuestra ubicación. La solución no pudo ser otra que decidir por consenso que existiera un solo meridano cero y cómo no, nuestros amigos británicos se llevaron el meridiano al Real Observatorio de  Greenwich que es desde 1885  quien comenzó a marcar el meridiano cero para todos los países del mundo. 

Me permito esta introducción sobre mi pueblo y salvando las distancias, para resaltar dos ideas claves. La primera, necesitamos líneas claras para poder ubicarnos. Si son tan necesarias en ámbitos físicos, aún más importantes lo son en ámbitos sociales donde es frecuente que nos manejemos con constructos sociales. Como por ejemplo los conceptos de infancia o de desprotección a la infancia. En segundo lugar, esas líneas deben ser consensuadas y compartidas. Si no es así, será muy difícil, sino imposible que los profesionales podamos comunicarnos o compartir información entre unos y otros

Desgraciadamente toda la investigación que se ha realizado en los últimos años en torno a la consistencia de las valoraciones de los profesionales que trabajamos directamente con infancia (en servicios sociales, en servicios de salud, educación o justicia) sobre la desprotección infantil, concluye que esta es significativamente baja. Es decir que un mismo caso visto por diferentes profesionales (no necesariamente de diferentes sectores) es valorado de diferente forma. O lo que es peor, en   un alto porcentaje de casos la valoración de la desprotección no depende de lo que le esté ocurriendo al niño o la niña, sino que depende del profesional que le haya tocado. Y por tanto decisiones que afectan a la trayectoria vital de esos niños y niñas dependerán del profesional que les tocó en su momento. Estas diferencias en la valoración obedecen a múltiples variables, también estudiadas en numerosas investigaciones, algunas relacionadas con las instituciones donde trabajamos, pero otras relacionadas con nosotros mismos como individuos que tomamos decisiones. Típicas fuentes de error a la hora de valorar un caso pueden ser el aplazamiento en decisiones difíciles (pensar que existe la no toma de decisiones), el razonamiento intuitivo o el razonamiento post-hoc, la acomodación al fracaso, la visión a corto plazo, el error atributivo o la excesiva confianza en informaciones indirectas.

Afortunadamente desde hace algunos años tenemos forma de reducir esta falta de consistencia.  En muchos casos podemos pasar de niveles de consistencia inferiores al 50% (ante el mismo caso la mitad de los sujetos harían una cosa y la otra mitad otra completamente diferente) a niveles de consistencia superiores al 80%. La solución no es otra que utilizar instrumentos estandarizados y consensuados para la valoración de los casos de desprotección infantil. Desde hace tiempo se usan instrumentos de este tipo en varios países (EEUU, Canadá) o algunas Comunidades Autónomas de España (País Vasco, Región de Murcia,). Este es el objetivo principal del instrumento VALORAME que acompaña a la hoja SIMIA en el Decreto 210/2018  publicado en noviembre de 2018  por la Junta de Andalucía y que entrará en vigor en agosto de este año. Disponer de un instrumento común para que los profesionales que deben tomar decisiones sobre la protección de niños y niñas valoren la gravedad de las situaciones de desprotección infantil a las que se enfrentan de forma estructurada y consensuada. Este instrumento se sitúa en un segundo nivel tras la notificación, y serán los profesionales tanto de los Servicios Sociales Comunitarios como de los Servicios de Protección los encargados de valorar la gravedad de las situaciones de desprotección que le sean notificadas.

Se ha constatado también en varias investigaciones que el nivel de gravedad de las situaciones de desprotección es el elemento de mayor peso a la hora de decidir posteriormente la intervención que se llevará a cabo con los niños y niñas objetos de nuestra valoración y su familia. La propia ley 1/1996 de protección jurídica del menor, introduce el criterio de gravedad como elemento diferenciador para la adopción de medidas de protección ponderando siempre conforme a principios de necesidad y proporcionalidad.

Espero que la puesta en marcha a partir del mes de agosto del nuevo SIMIA, mucho más simplificado y operativo, y el instrumento VALORAME, así como la aplicación que gestiona ambos, contribuya a mejorar las notificaciones, valoraciones y posterior intervención con aquellos niños, niñas y adolescentes que sufren situaciones de violencia en el seno de sus familias.


* Antonio Molina Facio es psicólogo clínico. Jefe de Servicio de Protección de Menores de Cádiz